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MEMORIA HISTÓRICA

Rusia es culpable

Rusia es culpable

El 24 de junio de 1941, 2 días después de que Hitler invada la URSS, el ministro de Exteriores, presidente de la Junta Política, "el cuñadísimo", arenga a los falangistas: "El exterminio de Rusia es una exigencia de la historia y del porvenir de Europa". Reproducimos la alocución anticomunista, que Radio Nacional transmitió el 27 de octubre con el objeto de captar voluntarios para la División Azul.

Con plena conciencia España lanzó al mundo, el mismo día que empezaba en los campos de batalla la lucha a muerte del orden nuevo contra el comunismo, una frase que brota de los recuerdos más terribles del alma nacional: ‘Rusia es culpable’".
Culpable de todos los crímenes, de todos los saqueos, de las más horrendas aberraciones políticas. El comunismo de Lenin y sus secuaces ha sido el bacilo que ha infestado a los individuos y a los pueblos. España podía gritarlo así al mundo porque durante tres años lo ha sentido en su carne. Lo podíamos gritar como españoles, como europeos y como hombres.

Como españoles, porque la alianza del comunismo con las izquierdas burguesas nos expuso al peligro de dejar de ser una nación soberana y libre, para convetirnos en tierra colonial de los eternos enemigos; en lugar de paso para que las tropas de color, reclutadas en cualquier sitio de África, por los países de imperio negro, acudieran en defensa de los capitalismos judaico-masónicos que tenían su cónclave en Ginebra.

Como españoles, porque ese virus rojo, operando en confabulación con los separatistas delirantes, quería convertir el "quehacer en la historia", que desde el siglo XV se llama España y ha cumplido la sagrada misión de engendrar veinte naciones de su fe y de su lengua, en un conglomarado informe de repúblicas pseudoindependientes, que se llamarían Catalunya, Euskadi, Galicia... y el Rif. El comunismo en España quería destruir la unidad de destino de los hombres, las tierras y las clases, y el honor nacional que en nuestro idioma y en nuestro sentimiento se llama independencia.

Como europeos, podíamos gritarlo también. Porque en España, aun sin olvidar las humillaciones infligidas a su dignidad en el curso de la historia por los pueblos más fuertes, observaba, lealmente, todas las reglas que regían la comunidad internacional. Y nunca regateó su colaboración y los esfuerzos para mejorarlas, según en las asambleas ginebrinas procuró –ingenuamente– con su voz y el aliento de su gloriosa tradición jurídica servir este objetivo. Pero el monstruo comunista abrió un profundo foso en Europa y separó en dos mundos distintos aquella continuidad de veinte siglos de civilización cristiana.

Frente a la odiosa e intolerable amenaza antihumana del puño cerrado, surgió otra concepción más generosa de la vida. El amor, la construcción, el orden, la fe y la armonía se opusieron al odio, la destrucción, la indisciplina, la desesperación y el caos. Lamentablemente, la riqueza del mundo prefirió cerrar el puño para conservar avaramente su opulencia, que abrir la mano de manera generosa para saludar y rectificar injusticias. Europa se partió en dos tremendas mitades cuando en los primeros días de verano de 1936, las democracias armaban a los asesinos para crear brigadas internacionales, mientras los países totalitarios enviaban sus hombres mejores a defender la civilización, amenazada de muerte en nuestro suelo.

Europa se rompió en aquel comité de no intervención, en el que –en el mismo Londres y entre gentes dignas– intrigaban feroces los salteadores de banco, los asesinos de una cultura y una tradición, los judíos sanguinarios que se llaman todavía Litvinof y Maisky. Aquel mundo, partido por la hoz comunista, sufre ahora más salvación que el triunfo de los ejércitos anticomunistas.

Como hombres, los españoles sabemos todo el horror y la ignominia de la dictadura del proletaridado armado en defensa del pueblo. Los lienzos rasgados a golpes de bayoneta; los Cristos decapitados, como los viejos sacerdotes; las eras quemadas, sin cosechar, como los viejos soldados de la fe; los palacios, los templos, las bibliotecas y los museos volados por la dinamita o convertidos en checas, donde la barbarie criminal de los instintos primitivos más feroces extremaba su crueldad y su refinamiento.

Por eso, hombres españoles y europeos, con su triple conciencia intacta, los falangistas se alzaron contra Rusia el mismo día que Alemania declaraba la guerra. Y por eso salieron a las calles de un Madrid que todavía tiene abiertas las bárbaras heridas de nuestra guerra contra el comunismo pidiendo armas para volver al combate. Por eso España les abrió banderines de enganche, en los que todos –sin distinción de edad, de oficio, de fortuna o jerarquía– corrieron a alistarse. Hubo que seleccionar y limitar el número de combatientes, pero los que quedaron aguardan todavía –arma al brazo– a que un toque de relevo les dé ocasión de ir a reunirse en el fragor de la batala con sus hermanos de generación que se cubren de gloria en los frentes del Este. España les despidió con frenesí exaltado y ahora piensa en ellos todos los días con silenciosa y esperanzada emoción. Allá lejos sigue violentísima la lucha empezada en nuestro suelo el 18 de julio de 1936, y en ella tenemos muchos agravios que vengar. Entre otros, el de nuestros niños robados de sus hogares para ir a las escuelas de experimentación comunista. Muchos de estos niños –en el borde de la adolescencia– han sido convertidos en soldados rojos, contra su ideal, sus creencias y su sangre.

Por todo esto es por lo que está en Rusia una División de voluntarios españoles, una División Azul, en la que figuran nuestros más entrañables camaradas, que combaten valerosa y conscientemente, junto a sus viejos camaradas alemanes e italianos, a quienes conocieron en las montañas de Santander, en las tierras de Aragón, junto a las riberas del Ebro, con otros nuevos, con quienes nos unen lazos de sangre, de fe o de ideales idénticos; los valerosos finlandeses, los húngaros, rumanos y eslovacos.

La victoria está próxima y es ya inminente. La justicia divina amenaza implacable a la horda que desterrara al Cristo de los corazones humanos. Y está próximo el día en que aplastado para siempre el horror bolchevique, la Historia recobre su cauce de trabajo y cultura, despertando de la trágica pesadilla de la que Rusia es culpable.

¡Viva Franco!

¡Arriba España!

“Más vale morir de pie que vivir de rodillas”

“Más vale morir de pie que vivir de rodillas”

Discurso pronunciado por la dirigente comunista en París, el 8 de septiembre de 1936


Trabajadores de París! ¡Demócratas franceses!

Desde la España que lucha por su libertad y por la libertad de todos los pueblos, frente a la pérfida agresión de la reacción española y del fascismo internacional, venimos aquí, al París de la Comuna y de la Gran Revolución, a deciros en qué condiciones luchan nuestros combatientes, lucha y muere nuestro pueblo.

Venimos aquí en demanda de solidaridad para con la República Española, seguros de que nos ayudaréis; confiados en que vosotros, que tantas páginas gloriosas de luchas tenéis en vuestra historia, sabréis comprendernos, sabréis ayudarnos.

La sublevación del ejército ha dejado al Gobierno republicano sin los más elementales medios de defensa. Pero al levantarnos a cerrar el paso al devastador torrente fascista, que arrasa nuestras villas, que destruye nuestras ciudades, no nos detuvimos a contar cuántos era nuestros enemigos, ni pensamos tampoco en el desvalimiento en que la sublevación militar dejaba a la República, al privar a ésta de las armas fundamentales necesarias para su defensa.

Pensamos solamente, impulsados por un movimiento nacional, espontáneo, de dignidad, que ceder sin resistencia a la agresión sería innoble cobardía, que ni el pueblo ni la historia podrían jamás perdonarnos.

Y sin ninguna vacilación, unidos en el mismo sentimiento y con la misma decisión de cerrar el paso al fascismo y defender la República y la democracia, comunistas, socialistas, republicanos, anarcosindicalistas y nacionalistas vascos nos lanzamos a la lucha dispuestos a toda clase de sacrificios, porque no ignorábamos lo que el fascismo representa y de lo que es capaz la reacción española. La represión de Asturias es un ejemplo próximo y elocuente. Y no podíamos, sin abdicar de nuestra dignidad humana y española, ni someternos al degradante yugo fascista, ni poner mansamente la cabeza bajo el hacha del verdugo.

Consciente de lo que nuestra lucha significa, el pueblo español prefiere morir de pie a vivir de rodillas.

Al lado de los rebeldes, apoyándolos en su agresión contra la República y contra el pueblo, participan fuerzas fascistas extranjeras, cuyos aviones bombardean las abiertas ciudades españolas.

Y mujeres y niños, víctimas inocentes del odio salvaje de la reacción española, caen para siempre, abatidos por la metralla enemiga, y pagan con su sangre y con su vida el delito de vivir en la España republicana, en la España que no acepta ser convertida en una cárcel fascista, en una base de agresión de la reacción internacional.

Hemos venido a Francia en representación del Gobierno republicano y de los combatientes que en todos los frentes proclaman su voluntad de lucha, en defensa de la libertad de España, en defensa de la libertad de todos los pueblos, cuya suerte se decide en nuestra patria.

Hemos venido a deciros a vosotros, heroicos descendientes de los combatientes de la Comuna, de los vencedores de la Bastilla, a deciros la profunda inquietud que ha producido en nuestro pueblo, en nuestros combatientes, en nuestro Gobierno, la negativa del Gobierno francés a vender armas al Gobierno español, violando los acuerdos establecidos entre ambos y por los cuales el Gobierno francés se comprometía a vender al español las armas que necesitaba para su defensa.

Se han cerrado las fronteras con España. Con ello se priva a los combatientes españoles de la posibilidad de resistir. Con ello se coloca al pueblo español ante el terrible dilema de entregarse cobardemente a los agresores o de aceptar sin posibilidad de resistencia el exterminio por las bandas fascistas y reaccionarias de lo más joven, de lo más progresivo, de los más combativo de nuestro pueblo. Y nosotros nos negamos a aceptar esta disyuntiva, que entrañaría el horror de la victoria del fascismo en España. Que entrañaría para el pueblo francés la amenaza de agresión de guerra del otro lado de los Pirineos.

¡Camaradas y amigos franceses! ¡Hombres y mujeres de la Francia de la Gran Revolución, de los Derechos del Hombre y de la Comuna! ¡Ayudadnos! ¡Ayudad a nuestro pueblo a defenderse! Exigid a vuestro Gobierno que no nos coloque un dogal al cuello del pueblo español, que lucha por su libertad y por la vuestra.

¡Madres y mujeres de Francia! ¡No os pedimos que sacrifiquéis a vuestros hijos ni a vuestros hombres! Os pedimos solamente que nos ayudéis a hacer cambiar la decisión del Gobierno francés que nos ata los pies y las manos frente a la agresión fascista.

Sobra a nuestro pueblo heroísmo, pero el heroísmo no basta. A las armas de los rebeldes hay que poder oponer fusiles, aviones, cañones. Defendemos la causa de la libertad y de la paz. Necesitamos aviones y cañones para nuestra lucha, para defender nuestra vida, nuestra libertad, para impedir que los sublevados ataquen nuestras ciudades abiertas, asesinen a nuestras mujeres y a nuestros niños. ¡Necesitamos armas para defender la libertad y la paz! Y no olvidéis, y que nadie olvide, que si hoy nos toca a nosotros resistir a la agresión fascista, la lucha no termina en España. Hoy somos nosotros; pero si se deja que el pueblo español sea aplastado, seréis vosotros, será toda Europa la que se verá obligada a hacer frente a la agresión y a la guerra.

Ayudadnos a impedir la derrota de la democracia, porque la consecuencia de esta derrota sería una nueva guerra mundial, que todos estamos interesados en impedir y cuyos primeros combates se libran ya en nuestro país.

¡Por nuestros hijos y por los vuestros!

¡Por la paz y contra la guerra, exigid que se abran las fronteras!

¡Exigid que el Gobierno francés cumpla sus compromisos con el Gobierno republicano español!

¡Ayudadnos a tener las armas que necesitamos para defendernos!

¡El fascismo no pasará, no pasará, no pasará!

Una placa recuerda desde ayer a los fusilados en 1936 en Vega de Rengos

Una placa recuerda desde ayer a los fusilados en 1936 en Vega de Rengos

La localidad canguesa de Vega de Rengos cuenta desde ayer con una placa de mármol en recuerdo de todas las personas que allí fueron fusiladas en el año 1936, apenas se inició la contienda civil española. Organizado por el Ayuntamiento de Cangas del Narcea y la Asociación de Familiares de Fosas Comunes de Cangas del Narcea, el acto contó con la presencia del alcalde de Cangas del Narcea, José Manuel Cuervo, la concejala de Cultura, Mónica Díaz, el concejal de Medio Rural, Samuel Areces, el presidente de la Asociación de Familiares de Fosas Comunes, Joaquín Rodríguez, miembros del Ateneo Republicano de Gijón,y vecinos y familiares de los fusilados.

En un ambiente puramente republicano, donde se exhibieron numerosas enseñas tricolor, a las doce del mediodía Joaquín Rodríguez, presidente de la Asociación de Fosas Comunes, y Dorita Fernández, allegada de uno de los fusilados, descubrían el monolito, ubicado en la tapia del que fue el antiguo camposanto veigueño, y lugar donde se produjeron los fusilamientos. En el monolito se puede leer la siguiente inscripción: «En honor de las mujeres y hombres de Cangas del Narcea asesinados por la barbarie fascista». A continuación, varios ramos de flores fueron depositados frente al monolito por el numeroso público asistente.

En su intervención, Cuervo señaló que el monolito representa todo un símbolo de dignidad para las personas que allí perdieron la vida en 1936, y se congratuló de que después de tanto tiempo se pueda recordar lo acontecido, desde la convivencia y la tolerancia que actualmente rigen este país. También recalcó que «tarde o temprano la justicia acaba llegando», como ha sido el caso de los fusilados de Vega de Rengos. Para concluir, el regidor cangués espera que «este símbolo», refiriéndose al monolito, «sirva para que las nuevas generaciones se conciencien, y no se vuelvan a repetir actos como los ocurridos en el transcurso de la guerra civil».

Joaquín Rodríguez delegó en Joaquín Álvarez, uno de los represaliados del régimen franquista, su intervención. Álvarez, que no pudo contener las lágrimas, al igual que muchos de los asistentes, quiso destacar sobre todas las cosas el sufrimiento que la guerra ocasionó con los fusilamientos, dejando huérfanos a muchos niños, «a los que luego repudió», como aseguró que fue su caso. «Muchos conocidos y vecinos vivimos señalados hasta la llegada de la democracia, la cual nos devolvió la dignidad que el franquismo nos había robado».

Desde la Asociación de Familiares de Fosas Comunes se agradeció al Ayuntamiento cangués la colaboración en la organización de los actos, al igual que el hecho de que haya sufragado en su totalidad el coste del monolito en recuerdo de los fusilados.

«La Guerra Civil española tuvo una escenificación triangular»

«La Guerra Civil española tuvo una escenificación triangular»

El historiador ovetense echa por tierra el concepto de las dos Españas al atribuir la contienda a la lucha entre reformistas, reaccionarios y revolucionarios.

De una forma serena, pero inquisitiva, el historiador ovetense Enrique Moradiellos revisa las circunstancias que provocaron nuestra Guerra Civil y concluye que aquella brutal contienda fraticida no fue una gesta heroica ni un caso de locura trágica y colectiva, sino algo más complejo y, a la par, prosaico. En su último libro, '1936. Los mitos de la Guerra Civil', ve aquel estallido de irracionalidad como un «profundo cisma de extrema violencia en la convivencia de una sociedad atravesada por múltiples líneas de fractura interna». Además, echa por tierra el concepto de las dos Españas al atribuir el conflicto a reformistas, reaccionarios y revolucionarios.

-¿A qué mitos se refiere en su obra?

-Al heroico y al trágico. El primero surge justamente durante el conflicto y tiene por objeto dar una interpretación a cada bando de lo que está haciendo en la guerra. Es el mito de una gesta heroica y maniquea. Es la España contra la anti-España, si nos ponemos en el bando franquista, o el pueblo contra los privilegiados, si nos situamos en el bando republicano. Son perfiles míticos de un combate a vida o muerte entre dos bandos que necesariamente son distintos el uno del otro. Si cambiamos el contenido del formato, tenemos lo mismo para el caso franquista que para el republicano. En el franquista, esa visión de la gesta heroica toma la forma de una lucha por la nación y por la religión -por Dios y por España-, lo que significa que su enemigo está demonizado, está contra Dios, y es apátrida, al servicio de potencias extranjeras. En el bando republicano, el formato dualista maniqueo toma la forma, como dije antes, de una lucha del pueblo contra los explotadores, de los demócratas antifascistas contra los reaccionarios fascistas.

-¿Cuál es su razón de ser?

-Lo dijo José María Pemán poco antes de iniciar la guerra de una manera muy clara. Tiene el sentido de movilizar a su propio bando hasta el punto de poder exigir a esa población que dé la vida, la suya propia, la de sus hijos y sus madres, en favor de la causa. Decía Pemán: «Las masas son cortas de vista; sólo distinguen los colores crudos: el rojo y el negro».

Los años 60

-¿Cuándo surge el segundo mito, el que usted denomina trágico?

-La guerra como una cruzada, como una batalla contra el fascismo, se mantiene mucho tiempo en el ámbito del discurso público y también en el historiográfico. Pero, progresivamente, ya en los años 60, aparece ese nuevo formato mítico. La guerra va presentándose como una locura trágica colectiva, como una carnicería entre hermanos inútil. Dos son los elementos a considerar a la hora de saber por qué 20 años después surge este nuevo mito: el inevitable reemplazo generacional y la desaparición de las condiciones sociales y materiales al compás del intenso proceso de desarrollo y modernización socio-productiva de esos años 60, que se dio en llamar desarrollismo. Aparentemente, es un estallido de irracionalidad general donde unos se matan a otros equitativamente, por lo que todos son culpables.

-¿Cuándo comienzan a ponerse en entredicho esos dos mitos?

-De Hugh Thomas en adelante, la historiografía emprendió el vuelo y empezó a examinar las contradicciones, los perfiles oscuros que hay tanto en el mito de la gesta heroica, como en el de la locura trágica. Todos fuimos culpables por igual. En mi opinión, era importante tratar de poner al servicio de un público lector medianamente informado más de un cuarto de siglo de investigación historiográfica serena, paciente, bastante callada y siempre inquisitiva sobre lo que fue aquel fenómeno. Se ha investigado mucho y se saben muchas cosas, pero, a medida que se saben más, se ve la manifiesta inadecuación de cualquiera de estos mitos para explicar lo que fue la génesis del conflicto, su desarrollo y su desenlace.

La reconciliación

-¿Por qué esta nueva revisión de la Guerra Civil española?

-Porque entiendo que aún hay una gran persistencia de las dos grandes familias míticas: la gesta heroica y la locura trágica. Si el primer mito justificó la movilización bélica y dio cuenta de por qué la gente moría, el segundo legitimó algo importantísimo: la reconciliación nacional. Permitió esa transformación de principios de cultura cívica en los años del tardofranquismo que puso las bases morales y cívicas para una operación de desmantelamiento pacífico de la dictadura y una transición política a la democracia.

-Aunque una cosa implique la otra, ¿hubo una victoria franquista o una derrota republicana?

-Hubo una victoria absoluta e incondicional del bando franquista y una derrota total y sin paliativos de la República. Ésta se desplomó internamente por empuje del enemigo y por las circunstancias internacionales que coadyuvaron a la eficacia de ese empuje. Es como las dos caras de una moneda: son conceptos conjugados que no cabe separarlos. La victoria total y absoluta de un bando significó la derrota total y sin paliativos del otro. No hubo dos Españas que se lanzaron al cuello a muerte, ni la España legal frente a la real, ni la España joven frente a la vieja, como los poemas de Antonio Machado podrían hacernos creer. Hubo una lucha triangular, escenificada en las llamadas tres 'r': reformistas, reaccionarios y revolucionarios. En España, como en Europa, no había fascistas contra comunistas o socialistas frente a cristianos. Había reformistas democráticos, encarnados en Manuel Azaña; reaccionarios, autoritarios o totalitarios, Calvo Sotelo o José Antonio Primo de Rivera, y revolucionarios colectivistas, Largo Caballero, 'Pasionaria' o Durruti.

-¿Cuál fue el quid de la cuestión?

-En España, la potencia respectiva de reformistas demócratas y reaccionarios autoritarios era muy igual y así lo demuestran las convocatorias electorales, con una peculiar diferencia, que el tercero en discordia -los revolucionarios- tuvieron capacidad para derribar a Azaña en el primer bienio e intentar derribar al Gobierno cedista en el segundo, pero nunca para suplantarlos, tomar el poder y estabilizar la situación. Cuando se da ese empate de impotencias, surge la posibilidad de dirimir el conflicto no por medios políticos, constitucionales o electorales, sino mediante el recurso de las armas.

-Si la contienda no se hubiese internacionalizado, ¿el resultado hubiera sido el mismo?

-Eso es un contrafactor histórico y Dios me libre de meterme en tal cosa. Lo que sabemos es lo que sucedió. Que la guerra, que en principio estaba virtualmente paralizada en las primeras semanas, porque ningún bando tenía armamento para continuar, deja de estarlo cuando la internacionalización del conflicto proporciona apoyo a uno o lo niega a otro para llevar adelante las operaciones bélicas. Por lo tanto, es incomprensible la guerra civil sin el fenómeno de la internacionalización. Ninguna de las tareas que debe abordar un bando ante una guerra hubiera podido ser acometida ni por franquistas ni por republicanos sin el concurso exterior.

-¿A qué tareas se refiere?

-Ante todo y sobre todo, configurar un ejército combatiente, que es estructura de mando jerárquica, experiencia y disciplina en sus filas y que es logística de suministros materiales constantes y suficientes, que repongan los que se gastan. ¿Y aquí dónde radicaba la industria militar? Era mínima y, además, estaba fraccionada. Una quedó en Barcelona, otra en el País Vasco y otra en Oviedo.

La conexión exterior

-¿De dónde provenían entonces las armas?

-Pues de la conexión exterior. En un caso, por un crédito ítalo-germano por envío de material bélico italiano y alemán con apoyo diplomático, y en otro, por movilización de las divisas que se entregan y se envían en tres cuartas partes a Moscú para que la Unión Soviética, convirtiéndolas en divisas, pague los suministros -alimenticios y petrolíferos- que sostienen al bando republicano. Si eliminamos la conexión exterior, la guerra no hubiera durado ni tres semanas.

-¿A quién hay que atribuir la iniciativa?

-No fue Europa la que decidió intervenir en España. Fueron los españoles -los dos bandos a la par- quienes recurrieron al exterior para dirimir sus responsabilidades. La lucha fue endógena; surgió internamente en España; fueron los españoles los que quisieron ir a las armas para dirimir el conflicto de competencias y de hegemonías. Que recurrieran al exterior estaba dado en el contexto de una Europa que iba acercándose a su segundo conflicto mundial en apenas 50 años.

El Comercio Digital

El Gobierno rehabilitará "jurídica y moralmente" a las víctimas del franquismo

El Gobierno rehabilitará "jurídica y moralmente" a las víctimas del franquismo

Una comisión interministerial se ocupará de la recuperación de la memoria histórica.

El Consejo de Ministros aprobará con toda probabilidad hoy un real decreto para crear una comisión interministerial en la que se estudiará la situación de las víctimas de la Guerra Civil y el franquismo, y buscará su "rehabilitación moral y jurídica". Es el primer paso del Ejecutivo socialista para resolver las múltiples demandas de las asociaciones que reivindican la recuperación de la memoria y que incluyen la reapertura de las fosas comunes de la Guerra Civil o la revisión de los expedientes judiciales de los presos republicanos. La creación de esta comisión es una de las medidas que va a tomar el Gobierno para abordar las numerosas peticiones de asociaciones que solicitan la recuperación de la memoria histórica: la desaparición de las definiciones despectivas en los expedientes de los presos republicanos, la inclusión de las víctimas de la etapa de la transición -como los muertes en los sucesos de Vitoria en 1976- o la mejora de las ayudas a las víctimas de la represión y sus familiares.

La comisión interministerial, que presidirá la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, que se ha ocupado personalmente de este asunto, se constituye, según fuentes del Gobierno, para "echar a andar" en un asunto que sigue levantando grandes polémicas -incluida la que rodea la retirada de símbolos franquistas de calles, plazas e iglesias de media España- y está envuelto en un magma legislativo y administrativo.

El Gobierno ya ha dado muestras de abordar esta cuestión al mostrarse dispuesto a sufragar la recuperación de los restos de las víctimas de la Guerra Civil enterradas en fosas comunes o enviar una delegación, encabezada por el presidente del Senado, Javier Rojo, a los actos conmemorativos del 60 aniversario de la liberación de París de los nazis, en la que tuvieron un papel protagonista los republicanos españoles.

La creación de esta comisión, reclamada durante años al Partido Popular y nunca lograda, implica que el Gobierno se pone a trabajar tal y como le había instado una proposición no de ley aprobada en el Parlamento el pasado 1 de junio. La iniciativa surgió de los grupos pequeños, nacionalistas e Izquierda Unida; siempre muy interesados en este tipo de asuntos. Los socialistas, de la mano del diputado Ramón Jáuregui, presentaron una enmienda transaccional.

Primero se recordaba el acuerdo unánime de la Comisión Constitucional de noviembre de 2002, con el PP en el Gobierno. Entonces se condenó por primera vez en el Congreso el golpe franquista y se instó al Ejecutivo a ayudar a todos aquellos que, por ejemplo, quieran reabrir las fosas de la guerra para recuperar los restos de sus seres queridos. Pero las asociaciones se quejan de que siguen trabajando sin ayuda oficial, y piden que el Ejecutivo abra una oficina de apoyo para estos asuntos.

La proposición también instaba a sistematizar la legislación sobre este asunto y ampliarla a la reparación de daños "producidos durante la transición a la democracia, un tanto confusa y deslavazada". Por último, se pedía al Ejecutivo que facilite el acceso a datos sobre la represión franquista para "rescatar la historia".

El Gobierno también analizará hoy dos informes. Uno sobre la situación actual del Prestige y otro relativo al 1% cultural. En este último informe se apunta la creación de una comisión que coordine el destino del dinero que invierten los ministerios en conservar el patrimonio nacional y adquirir obras de arte.

CARLOS E. CUÉ (El Pais)

Melilla. Retiran de la Comandancia las placas del alzamiento y el parte de la victoria

Melilla. Retiran de la Comandancia las placas del alzamiento y el parte de la victoria

La Comandancia General carece desde ayer de dos placas simbólicas que fueron instaladas en los años 1936 y 1939. Se trata de la placa que conmemoraba el alzamiento franquista y de aquella que recogía el parte de la victoria del ejército franquista sobre el republicano. Este hecho ha sido acogido con gran satisfacción por parte del Colectivo Ciudadano para la Supresión de Símbolos Franquistas (Cocissfra), cuyo portavoz, Enrique Delgado, recordó ayer en un comunicado que a esta situación se ha llegado después de que en julio del año 2001 esta entidad denunciase ante la Fiscalía de Málaga la inexistencia del escudo de España en la fachada de la Comandancia, donde sí se mantenían, sin embargo, las placas mencionadas. Tras la sentencia favorable de septiembre de 2001, sólo faltaba cumplir la segunda parte del articulado de la Ley 33/1981, que es la que obliga, recuerda Delgado, a retirar de los edificios institucionales la simbología del anterior régimen.

Desde Cocissfra expresan su «más absoluta felicidad» por la retirada de las placas.

Museo Militar

Desde la Comandancia General se informó ayer a través de un comunicado que dentro de los trabajos de mantenimiento periódico a que está siendo sometido el edificio del Cuartel General, se ha procedido a la retirada de las placas de la fachada que han sido depositadas en el Museo Militar, de Melilla la Vieja.

Europa Sur

Deschamps enfoca las miserias de la Guerra Civil

Deschamps enfoca las miserias de la Guerra Civil

La sala de exposiciones de Caja España (Palencia) acoge hasta el 29 de septiembre una muestra fotográfica de Albert-Louis Deschamps


E n el momento en que realizó estas fotografías, Louis-Albert Deschamps pertenecía a la plantilla del servicio fotográfico de L’illustration, semanario francés de aires conservadores.

Cuando estalló la Guerra Civil en España, el rotativo empezó a reflejar los acontecimientos con un talante aséptico de notario de hechos, pero adhiriéndose cada vez más a la visión franquista. El reportero se atuvo a la línea marcada por la junta militar del ejército franquista.

Es así como, en esta muestra de 60 fotografías en blanco y negro del Archivo General de la Guerra Civil española de Salamanca que acoge Caja España hasta el 29 de septiembre, aparecen las bondades procedentes del nuevo orden, que reparten víveres entre la población civil o alimentan a los niños en comedores del Auxilio Social.

El hecho mismo de que las fotografías de ambiente callejero no respondan a un afán propagandístico las convierte en un eficaz alegato sobre las miserias sufridas por la población civil. En un recorrido que le llevó al fotógrafo de la ría bilbaína hasta Santander, y luego a Madrid o la población barcelonesa, los prisioneros republicanos hacinado en Montjuich o el camino hacia la frontera francesa para terminar con sobrecogedora vista del Madrid callejero en los días que siguieron inmediatamente la rendición, con el páramo en que se convirtió la Ciudad Universitaria, último escenario de combates encarnizados. El que contemple la muestra se dará cuenta de que el autor no sólo distancia del fragor del conflicto sino que siquiera comunica la inmediatez del calor humano entre la población civil.

Son sesenta fotografías correctas, aunque carentes de emoción. No obstante, ese distanciamiento con que Deschamps enfoca esas parcelas de miseria humana suministra documentos, fríos y aleccionadores, a la devastadora Guerra Civil española.

Diario Palentino

Afectados por la dictadura

Afectados por la dictadura

Juan Carlos Manzanal Azpilicueta / (DNI: 15.912.253-W)

Soy el hijo de un afectado de la dictadura franquista, (Priscilo Manzanal Lastra), y quiero decir que he vivido desde niño la amargura de mi padre durante todo este tiempo. Su delito, luchar por los derechos de los más oprimidos que son los pobres, él lo hizo como joven comunista, estuvo primero en la cárcel de o­ndarreta, después en la de Martutene. Tenían que dormir sobre una esterilla en el todavía fresco cemento, esto y la malnutrición, pues era pobre y no tenía para comprar en el economato, le llevaron a contraer una enfermedad grave a los huesos, se libró de la mili pero no del control policial cada vez que venía el Azor.

Llevo dos años tratando de tramitar la indemnización de mi padre. Hoy en día estamos con el recurso por una circular mal hecha. Después de la revisión nos pidieron las causas de su encarcelamiento bien especificadas, han quedado bien claras en una nueva certificación gracias a un funcionario todo hay que decirlo. Tenemos la esperanza de que se lleve a cabo la indemnización, pues somos como otros tantos los que rozamos la necesidad, además nos pertenece ya que está aprobada en el Parlamento Vasco.

Sirva también la presente para que no caiga en el olvido el contencioso, ni en saco roto, ya que fueron los políticos los que pusieron en canción a las víctimas y en evidencia ante sus familiares y amigos. También sirva para que comprendan que aunque insuficiente, es a base de granitos de arena como se consigue la paz y valga de reconocimiento por todo el sufrimiento de tantos años.

Diario Vasco