Memoria de los republicanos por el mundo
Esta nota salió hoy lunes 26 de julio en el diario La República de Montevideo, Uruguay. Astillas del espejo roto de la memoria republicana. ¿Será posible que la voluntad del autor de la carta sea cumplida?
A 68 AÑOS DE UNA TRAGEDIA DE LA HISTORIA
* Cuando se están cumpliendo en este mes los 68 años de una tragedia conocida como guerra civil, España comienza a reconocer y homenajear a los combatientes que se apostaron en el bando de los republicanos.
RUBEN BORRAZAS
Muchos ya están muertos, pocos son los que aún viven, varios siguen desaparecidos. Estos últimos parecen no estar en el reconocimiento público.
Hace alrededor de veinte días LA REPUBLICA informaba que en la localidad de Rivas Vaciamadrid, en las cercanías de Madrid, se habían dado cita unas diez mil personas para homenajear a 550 ex combatientes, quienes entre los años 1936 y 1939, defendieron la causa de la 2ª República Española contra el levantamiento del general Francisco Franco. En uno de los párrafos del manifiesto leído en ese acto se dice con sentido estremecimiento: "Pasaron casi treinta años de la muerte de Franco. Sin embargo, nunca alguno de vuestros verdugos, de vuestros torturadores, se ha sentado en el banquillo (...) Lo hemos visto en películas de otros países luchando contra el nazismo, el fascismo, la impunidad. Eran italianos, argentinos, que lucharon contra sus dictaduras, pero no erais vosotros, ni vosotras... Hemos venido aquí para quitarle las rejas a la celda de vuestra memoria para que seáis un ejemplo para nosotros, para nuestros hijos e hijas", recuerda el manifiesto, y de eso se trata.
Un testimonio desde nuestro país
José Manuel Fernández Prado llegó a nuestro país desde su Galicia natal hace más de cincuenta años, previo a un pasaje por Brasil.
"Cuando leí en LA REPUBLICA que se había realizado este homenaje, se me presentaron los recuerdos y todo el terror de mi niñez en aquellos años y, sobre todo, la muerte de mi padre y no saber, hasta hoy, donde fue enterrado junto con varios de sus camaradas detenidos en una prisión franquista", recuerda este español en su casa de un típico barrio montevideano. Su padre, Ramón Fernández Rico, era tornero en carpintería y fabricante de muebles en la población La Estrada de la provincia de Pontevedra. Defensor de la República española, ocupaba el cargo de alcalde cuando fue detenido, a los dos meses del levantamiento franquista, y alojado en la cárcel local. Posteriormente conocería otros lugares de reclusión hasta su traslado definitivo a la prisión denominada Isla de San Simón.
Allí su esposa y una de sus hijas, eran nueve hermanos, lo pudieron visitar en varias oportunidades bajo las estrictas medidas que indicaba el fiero carcelero. "Después de su detención le confiscaron el taller, la maquinaria, herramientas y demás bienes. Quedamos, junto con mi madre, viviendo las angustias de una situación desesperante y comenzamos a trabajar en lo que se presentara", relata un José Fernández, para agregar inmediatamente. "Mi padre fue fusilado el 3 de setiembre de 1937 y no fuimos enterados de nada. Mi madre fue a visitarlo y le comunicaron que había fallecido por causa de un ataque cardíaco. Nunca le dijeron dónde fue enterrado. Con los años fuimos llegando a la conclusión de que fue fusilado junto con varios de sus compañeros de celda", afirma su hijo.
Pequeña carta al mundo
Si llegáis ya tarde un día
y encontráis frío mi cuerpo;
de nieve, a mis camaradas
entre sus cadenas muertos...
recoged nuestras banderas,
nuestro dolor, nuestro sueño,
los nombres que en las paredes
con dulce amor grabaremos.
Marcos Ana, poeta
Unos meses antes de morir, el destituido alcalde de La Estrada, junto con varios de sus compañeros de prisión, redactaron una carta, enviada a sus vecinos y compañeros, que es un verdadero testimonio político, en el cual no dejaban de soñar con el triunfo de la causa republicana, mientras que el temor a ser fusilados, el miedo a morir se les iba arrinconando en el cuerpo, en los ojos y en el alma. Esta carta está en nuestro país y en manos de su hijo José Manuel Fernández. En sus partes medulares, la carta dice: "Estos compañeros nuestros que el barómetro de la existencia les puso en el grado de tener que sucumbir a merced de la calumnia y la infamia; estos hombres que con espíritu fuerte han tenido que ser víctimas de una sentencia inicua, para ser inmolados en aras del ideal puro e inmaculado de la República, que aun después de ejecutados resurgirá siempre por donde caiga una sola gota de nuestra sangre... Pues bien, estos hombres (cadáveres vivientes) os recomiendan ante
todo serenidad, mucha serenidad, para soportar el duro trance, cuando os digan que estos queridos amigos vuestros han sido ejecutados; y luego, invariables de la causa, os rogamos no abandonéis a nuestras esposas y nuestros queridos hijos, a éstos decidles que sus padres han muerto por la República..."
Líneas más abajo se puede leer la convicción que todos ellos tenían del triunfo republicano: "Vosotros que sois honrados, que sois hombres que tenéis el corazón con fibras de republicanismo como nosotros, sentís a la par de nosotros, como embarga nuestro pecho el dolor, no por morir, pues demasiado sabéis la entereza que nos caracteriza. Sino por tener que dejar la hora bendita del triunfo que se aproxima y no poder verlo... en esta hora en que todos al grito unísono de ¡Viva la República!, en esta hora en que la bandera tricolor ondeará en la cúspide más alta de La Estrada, en esta hora la más grande quizá para nosotros que los siglos vieron..."
Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado que retoño,
porque aún tengo la vida
Miguel Hernández (poeta)
En las últimas líneas se dirigen a los a los vecinos de La Estrada, para que luego del triunfo republicano esta carta sea incluida en el Libro de Actas del Ayuntamiento y que los nombres de todos aquellos que puedan ser fusilados, por el régimen franquista, sean colocados en una calle de la población con la inscripción "Mártires de La Estrada", y finalizan diciendo: "...seremos firmes y enteros ante el piquete, gritaremos con toda la fuerza de nuestros pulmones ¡Viva la República!, ¡Viva el Frente Popular!, ¡Viva la libertad!, ¡Viva la democracia y abajo la tiranía!... Salud camaradas hasta la eternidad".
Y firman Ramón Fernández Rico y Manuel Nogueira González *
A 68 AÑOS DE UNA TRAGEDIA DE LA HISTORIA
* Cuando se están cumpliendo en este mes los 68 años de una tragedia conocida como guerra civil, España comienza a reconocer y homenajear a los combatientes que se apostaron en el bando de los republicanos.
RUBEN BORRAZAS
Muchos ya están muertos, pocos son los que aún viven, varios siguen desaparecidos. Estos últimos parecen no estar en el reconocimiento público.
Hace alrededor de veinte días LA REPUBLICA informaba que en la localidad de Rivas Vaciamadrid, en las cercanías de Madrid, se habían dado cita unas diez mil personas para homenajear a 550 ex combatientes, quienes entre los años 1936 y 1939, defendieron la causa de la 2ª República Española contra el levantamiento del general Francisco Franco. En uno de los párrafos del manifiesto leído en ese acto se dice con sentido estremecimiento: "Pasaron casi treinta años de la muerte de Franco. Sin embargo, nunca alguno de vuestros verdugos, de vuestros torturadores, se ha sentado en el banquillo (...) Lo hemos visto en películas de otros países luchando contra el nazismo, el fascismo, la impunidad. Eran italianos, argentinos, que lucharon contra sus dictaduras, pero no erais vosotros, ni vosotras... Hemos venido aquí para quitarle las rejas a la celda de vuestra memoria para que seáis un ejemplo para nosotros, para nuestros hijos e hijas", recuerda el manifiesto, y de eso se trata.
Un testimonio desde nuestro país
José Manuel Fernández Prado llegó a nuestro país desde su Galicia natal hace más de cincuenta años, previo a un pasaje por Brasil.
"Cuando leí en LA REPUBLICA que se había realizado este homenaje, se me presentaron los recuerdos y todo el terror de mi niñez en aquellos años y, sobre todo, la muerte de mi padre y no saber, hasta hoy, donde fue enterrado junto con varios de sus camaradas detenidos en una prisión franquista", recuerda este español en su casa de un típico barrio montevideano. Su padre, Ramón Fernández Rico, era tornero en carpintería y fabricante de muebles en la población La Estrada de la provincia de Pontevedra. Defensor de la República española, ocupaba el cargo de alcalde cuando fue detenido, a los dos meses del levantamiento franquista, y alojado en la cárcel local. Posteriormente conocería otros lugares de reclusión hasta su traslado definitivo a la prisión denominada Isla de San Simón.
Allí su esposa y una de sus hijas, eran nueve hermanos, lo pudieron visitar en varias oportunidades bajo las estrictas medidas que indicaba el fiero carcelero. "Después de su detención le confiscaron el taller, la maquinaria, herramientas y demás bienes. Quedamos, junto con mi madre, viviendo las angustias de una situación desesperante y comenzamos a trabajar en lo que se presentara", relata un José Fernández, para agregar inmediatamente. "Mi padre fue fusilado el 3 de setiembre de 1937 y no fuimos enterados de nada. Mi madre fue a visitarlo y le comunicaron que había fallecido por causa de un ataque cardíaco. Nunca le dijeron dónde fue enterrado. Con los años fuimos llegando a la conclusión de que fue fusilado junto con varios de sus compañeros de celda", afirma su hijo.
Pequeña carta al mundo
Si llegáis ya tarde un día
y encontráis frío mi cuerpo;
de nieve, a mis camaradas
entre sus cadenas muertos...
recoged nuestras banderas,
nuestro dolor, nuestro sueño,
los nombres que en las paredes
con dulce amor grabaremos.
Marcos Ana, poeta
Unos meses antes de morir, el destituido alcalde de La Estrada, junto con varios de sus compañeros de prisión, redactaron una carta, enviada a sus vecinos y compañeros, que es un verdadero testimonio político, en el cual no dejaban de soñar con el triunfo de la causa republicana, mientras que el temor a ser fusilados, el miedo a morir se les iba arrinconando en el cuerpo, en los ojos y en el alma. Esta carta está en nuestro país y en manos de su hijo José Manuel Fernández. En sus partes medulares, la carta dice: "Estos compañeros nuestros que el barómetro de la existencia les puso en el grado de tener que sucumbir a merced de la calumnia y la infamia; estos hombres que con espíritu fuerte han tenido que ser víctimas de una sentencia inicua, para ser inmolados en aras del ideal puro e inmaculado de la República, que aun después de ejecutados resurgirá siempre por donde caiga una sola gota de nuestra sangre... Pues bien, estos hombres (cadáveres vivientes) os recomiendan ante
todo serenidad, mucha serenidad, para soportar el duro trance, cuando os digan que estos queridos amigos vuestros han sido ejecutados; y luego, invariables de la causa, os rogamos no abandonéis a nuestras esposas y nuestros queridos hijos, a éstos decidles que sus padres han muerto por la República..."
Líneas más abajo se puede leer la convicción que todos ellos tenían del triunfo republicano: "Vosotros que sois honrados, que sois hombres que tenéis el corazón con fibras de republicanismo como nosotros, sentís a la par de nosotros, como embarga nuestro pecho el dolor, no por morir, pues demasiado sabéis la entereza que nos caracteriza. Sino por tener que dejar la hora bendita del triunfo que se aproxima y no poder verlo... en esta hora en que todos al grito unísono de ¡Viva la República!, en esta hora en que la bandera tricolor ondeará en la cúspide más alta de La Estrada, en esta hora la más grande quizá para nosotros que los siglos vieron..."
Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado que retoño,
porque aún tengo la vida
Miguel Hernández (poeta)
En las últimas líneas se dirigen a los a los vecinos de La Estrada, para que luego del triunfo republicano esta carta sea incluida en el Libro de Actas del Ayuntamiento y que los nombres de todos aquellos que puedan ser fusilados, por el régimen franquista, sean colocados en una calle de la población con la inscripción "Mártires de La Estrada", y finalizan diciendo: "...seremos firmes y enteros ante el piquete, gritaremos con toda la fuerza de nuestros pulmones ¡Viva la República!, ¡Viva el Frente Popular!, ¡Viva la libertad!, ¡Viva la democracia y abajo la tiranía!... Salud camaradas hasta la eternidad".
Y firman Ramón Fernández Rico y Manuel Nogueira González *
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