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MEMORIA HISTÓRICA

El general Sanjurjo, ni héroe ni víctima

El general Sanjurjo, ni héroe ni víctima REVISIÓN DE LA FIGURA DEL MILITAR GOLPISTA

Enrique Sacanell Ruiz de Apodaca se ha valido de cartas y documentos inéditos para renovar una parte importante de la historia española a través de la figura del ‘General Sanjurjo. Héroe y víctima’ (La Esfera de los Libros), su tío abuelo y un personaje fundamental en los acontecimientos del siglo pasado, ya que en sus manos estuvo evitar la dictadura franquista.

¿Un accidente?

Él instigó al Alzamiento militar que en 1936 desató el conflicto civil. Él se consolidó como uno de los mayores competidores de Franco. Pero Sanjurjo acabó muriendo en un accidente de avioneta cuando regresaba de su destierro para encabezar la insurrección. Al igual que la muerte de Mola, los investigadores guardan ciertas dudas en torno a este supuesto accidente y se han empeñado en varias ocasiones en recuperar supuestas verdades que invitan a plantearse innumerables incógnitas.

Uno de esos intentos por rebatir la Historia, está en manos de Enrique Sacanell, sobrino nieto de Sanjurjo, que ha publicado una extensa biografía a través de documentos inéditos que descomponen algunos aspectos sumidos en supuesta nebulosa, y destapan incluso los rasgos más oscuros de Franco.

Al igual que hiciera María Teresa Weyler con su abuelo, el denostado general Weyler, Sacanell pretende dar ciertos retoques a la imagen de su pariente con nuevas informaciones. Así, califica al general de “víctima y héroe”, ya que su imagen ha sido desfigurada desde todos los flancos posibles: “Los republicanos le condenaron como reo de alta traición; los monárquicos jamás le perdonarían que no montara a caballo y que sostuviera un trono que se hundía; los que, tras vencer en una cruenta guerra civil, edificaron un Estado que dio vida a una dictadura falsearon su figura y la utilizaron, como harían con la de tantos otros, ocultando su talante regeneracionista, unificador y de tinte liberal...”.

Un hombre acosado y mujeriego

Los propios historiadores también son culpables, según el autor, de la distorsión de la vida de este personaje que, sin embargo, desempeñó "un papel clave" antes del estallido del conflicto civil: “Su inestimable concurso en los primeros compases de la República y su afán posibilista comenzaron a quebrantarse con los graves sucesos que asolaron la geografía peninsular en mayo de 1931”.

Enrique Sacanell revela también el lado más íntimo del general, trazando un perfil de su personalidad y sus aficiones particulares. Aparte de ser un hombre batallador y famoso por sus hazañas como soldado, Sanjurjo también destacó por su promiscuidad sexual, que le llevó incluso a enfermar de sífilis. Por otra parte, su familia quedó resquebrajada con la muerte de su mujer, Esperanza, y sus dos hijos se criaron con su abuela Carlota sin perder, no obstante, la admiración y el amor hacia su padre.

Después llegó la muerte de uno de sus ellos y el general cayó en un profundo abatimiento, acrecentado por otros problemas, como la ruina económica y la existencia de un hijo nacido fuera del matrimonio.

Con esta serie de infortunios y agravios el autor justifica el posicionamiento ideológica del general contra la República: “Con estas circunstancias no puede extrañar que, insatisfecho con el devenir del régimen republicano, sintiéndose perseguido por sus gobernantes, acosado incluso en la esfera personal y espoleado por amplios sectores, tanto en lo político como en lo militar, que le incitaban a la sublevación, se dejase persuadir de que la salida a la caótica situación que percibía era la Restauración...”

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