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MEMORIA HISTÓRICA

Carod pide que España "tenga un Willy Brandt" que sepa pedir perdón por la muerte de Companys

Carod pide que España "tenga un Willy Brandt" que sepa pedir perdón por la muerte de Companys

Pasqual Maragall aseguró ayer al líder de Esquerra Republicana (ERC), Josep Lluís Carod, que el que fue su antecesor en la presidencia de la Generalitat durante la Guerra Civil, Lluís Companys, fusilado en Montjuïc en 1940, "tendrá el digno homenaje" de Cataluña y la España plural. Con esto se atendía sólo en parte la reclamación de Esquerra, reiterada ayer por Carod, de que el Estado español pida perdón por el fusilamiento de Companys. Carod pidió que España "tenga un Willy Brandt capaz de hacer el gesto" que el socialdemócrata alemán hizo cuando, siendo canciller del Gobierno, pidió perdón en Polonia por los crímenes de los nazis durante la II Guerra Mundial.
Maragall había dicho en su réplica a Carod que "existen dudas" acerca de quién debe pedir perdón por el crimen político cometido con Companys por el régimen franquista. En el actual Gobierno español, recordó, hay quien tiene incluso antecedentes familiares que murieron también a manos de los franquistas. De forma que no se sienten para nada herederos políticos de los responsables de aquel fusilamiento.

Sin embargo, Maragall se comprometió a poner de su parte todo lo necesario para que Companys tenga el próximo 15 de octubre, aniversario de su fusilamiento, el "digno homenaje" que le corresponde.

El presidente aprovechó la ocasión para señalar también que en el Fossar de la Pedrera de Montjuïc, donde reposan los restos de Companys junto con los de otras víctimas del franquismo, están también enterradas muchas víctimas de las "patrullas de control" de los primeros meses de la Guerra Civil. Pero mientras que el nombre de las víctimas del franquismo es recordado en unas lápidas, explicó Maragall, no se ha hecho lo mismo con las primeras, las del otro bando. Agregó que, a su juicio, es también hora de poner fin a esta situación.

El de ayer fue el primer debate parlamentario en el que intervenía el líder de ERC, a los ocho meses de haberse visto obligado a salir del Gobierno catalán como consecuencia de su entrevista con la cúpula de ETA.

El interés residía en ver si Carod se situaba como corresponsable de la labor del Ejecutivo o se mostraba ajeno a ella. En sus primeras frases el líder republicano reivindicó para su partido la responsabilidad de ser "el arquitecto del nuevo Gobierno de Cataluña, el primero de izquierdas y catalanista que ha habido desde los que presidió Lluís Companys". Y recordó que la memoria de Companys está todavía pendiente de ser "honrada".

El presidente agradeció a Carod que tras las elecciones autonómicas él y su partido "apostaran por el cambio" y por configurar la actual mayoría de izquierdas en vez de una mayoría de ERC con CiU.

Carod puso su acento en que el problema de Cataluña "es la dependencia respecto a España", recordó que Esquerra reclama la reforma del Estatut desde el mismo momento de su aprobación, en 1979, y sostuvo: "Ahora no tenemos que hacer el estatuto que pueda gustar a Madrid, sino el que conviene a Cataluña". En este punto se remitió a lo acordado en las negociaciones para la formación del Gobierno tripartito: "Si en Madrid hay bloqueo o retraso del Estatut, habrá que hacer lo previsto en el Pacto del Tinell: consultar a la ciudadanía".

Maragall dejó este punto sin responder, porque insistió en su llamamiento al más amplio consenso en la elaboración de la reforma estatutaria. Pero puntualizó: "Haremos el Estatut que necesitamos". El presidente se mostró dispuesto a entrevistarse con los responsables de todos los partidos, como le había pedido también el líder del grupo de CiU, Artur Mas, si esta vía sirve para facilitar los acuerdos entre todos.

Carod adoptó su mayor tono reivindicativo al insistir en que "sin la financiación adecuada todo es papel mojado, ya sea el Pacto del Tinell o la reforma del estatuto", y reservó su desacuerdo con Maragall a un solo punto: la Constitución europea. Le reconoció a Maragall que, como éste había dicho, es irreal el planteamiento de los nacionalistas que hablan de una Cataluña insertada en Europa sin contar con España. "No podemos ignorar a España mientras estemos en ella, sería irresponsable hacerlo", dijo, "pero hemos de acercarnos a Europa tal como somos, y por eso no podemos votar a favor de una Constitución europea que no nos reconoce".

El País

"Hay que darle la vuelta a la memoria"

Casi desconocido hasta hace muy poco, Isaac Rosa (Sevilla, 1974) ha deslumbrado a la crítica y acaba de alcanzar la tercera edición con la novela El vano ayer (Seix Barral), una revisión del franquismo y la resistencia universitaria en clave.


Pregunta. ¿Cómo se le ocurrió escribir sobre el franquismo en un momento de saturación, cuando parecía que nadie podía añadir nada nuevo a ese tema?

Respuesta. En realidad, lo que quería era hacer una novela sobre el pasado, pero escrita en clave de presente. Plantear en ella el tipo de preguntas que se hace alguien que ha nacido en democracia y que, al mirar a su alrededor, trata de entender de dónde vienen los conflictos y déficits que la sociedad española ha venido arrastrando hasta hoy. No es, como suele decirse, un problema de falta de memoria, no es una cuestión de amnesia, sino de calidad de esa memoria. Hay que fijarse en qué nos han contado y qué no, y sobre todo en cómo nos lo han contado. El franquismo y la Guerra Civil se han convertido casi en géneros literarios, y, como tales, tienen sus limitaciones.

P. Ese hecho, el de no haber vivido el tiempo que refleja en su novela, ¿fue un obstáculo, o un acicate a la hora de sentarse a escribir?

R. Es una disposición a la hora de enfrentarte al tema. Mucha gente me ha preguntado acerca de mis motivaciones a la hora de abordar una novela como esta, y la respuesta es obvia: lo hice precisamente por la edad que tengo.

P. Su preocupación por el pasado y la memoria es algo patente en su obra.

R. Lo que me preocupa es no tomar esa memoria momificada, como de museo, que nos transmiten muy a menudo. Siempre se nos habla del franquismo en clave de novela histórica. De acuerdo, tenemos una memoria prestada. Ahora hay que asumirla y luego darle la vuelta, cuestionarla, enfrentarse a ella desde el presente.

P. ¿Es pesimista respecto a la recuperación de la memoria colectiva?

R. Cuando lees y te informas un poco, es difícil ser optimista. Se va produciendo el cambio generacional, va muriendo gente que vivió esos hechos y no dejó testimonios escritos... Todo trabaja a favor de que se vaya asentando una suerte de versión oficial muy difícil de contrarrestar. Esa memoria dominante también afecta al cine y la televisión.

P. ¿Qué parte del trabajo ocuparon las tareas de documentación?

R. No hice un trabajo específico en ese sentido. Hay lecturas anteriores de muchos años, pues siempre me interesó todo lo que se había escrito sobre el tema, tanto desde la ficción como desde la no ficción. Más bien fui a indagar en ciertos aspectos, completar algunas lecturas. Pero no quería hacer un rastreo de documentación exhaustivo ni pretendía una recreación de época, aunque la gente que estaba en la Universidad por aquellos años y que ha leído la novela me ha dicho que la ambientación es bastante fiel.

P. ¿Ha hecho algún descubrimiento sorprendente en esas indagaciones?

R. En El vano ayer hay mucha intertextualidad, pero no he desempolvado ningún archivo secreto ni creo haber descubierto ningún título desconocido. Sí que encontré, mientras escribía la novela, algunos pasajes muy reveladores. Por ejemplo, un libro del coronel San Martín, encargado del Servicio Secreto de Carrero Blanco, que escribió mientras esperaba juicio por el 23-F y en el que quiso dar cuentas de su servicio a España. En ese escrito se ve muy bien cómo se creaban redes de delatores y se infiltraban en los colectivos estudiantiles. La famosa carta de Cela ofreciéndose como delator es otro documento interesante en ese sentido.

P. El planteamiento técnico de la historia apela constantemente a la participación del lector. ¿Cabe hablar de novela interactiva?

R. Bueno, se ha hablado de novela en marcha. Es una escritura en tiempo real, que va explicitando muchos mecanismos de la novela y usa frecuentemente la segunda persona para involucrar al lector, entre otros recursos. Claro que eso no lo he inventado yo, hay una tradición consolidada.

El País

Editores en el exilio: el viaje de ida y vuelta

Editores en el exilio: el viaje de ida y vuelta

Un ciclo con libreros, distribuidores y escritores subraya la influencia de las editoriales latinoamericanas en la posguerra


La guerra, el exilio y la censura no pudieron con ellos. Había intelectuales, técnicos, empresarios, profesores, editores, distribuidores, escritores, y eran tipos con casta y conciencia que no se arrugaron nunca, ni siquiera tras la derrota que hizo trizas su país, lo aisló

-o lo tibetizó, según Ortega- y despedazó su envidiable panorama cultural.

Muchos se fueron a México con Lázaro Cárdenas; otros, menos, a Argentina. Y allí no sólo conservaron el legado que llevaron (la "voz" de la que habló León Felipe) y contribuyeron a mejorar los países que los acogieron. A la vez, se las arreglaron para crear y mantener lazos secretos con España, para atravesar el océano y las aduanas y los despachos de los censores franquistas y hacer llegar al páramo, ida y vuelta, el resultado de su trabajo: los libros.

Esta pequeña gran historia de valentía y esfuerzo, pedagogía y compromiso, respeto a la cultura y patriotismo bien entendido se ha contado desde el miércoles en la Casa de América de Madrid. El ciclo Una pedagogía secreta de la libertad. La labor de las editoriales españolas durante la posguerra española, que ha dirigido Antonio Lago Carballo y ha coordinado Nicanor Vélez, se cerró ayer con dos sesiones en las que participaron Francisco Pérez González, Javier Pradera, Mario Muchnik, Enric Folch y Poppy Grijalbo, hija del mítico editor comunista Juan Grijalbo; y ha oído también la palabra de, entre otros, Francisco Ayala, Ana María Cabanellas, Xavier Moret, Antonio Sempere, Elena Aub...

Pradera contó ayer cómo los sellos de la otra orilla (Edhasa, Fondo de Cultura Económica, Losada, Sudamericana, Emecé, Era, Siglo XX, Grijalbo...) ayudaron decisivamente a despertar las conciencias y alentar "la discrepancia moral y estética" y la ruptura con el régimen franquista de una minoría de "jóvenes sensibles", casi todos ellos "hijos de los vencedores, universitarios socializados a base de categorías nacional-católicas o falangistas más o menos fanáticas y totalitarias".

Esos jóvenes habían estado sometidos durante el "quindenio 1940-1945 (según dijo Pradera tomando el término de Jordi Gracia) a una dieta intelectual de campo de concentración". Y si lograron sacar la cabeza fue, añadió, gracias sobre todo a "las editoriales del exilio y a algunos importadores y distribuidores heroicos como Pancho Pérez, Oteiza, Pepe Latorre, Rufino Torres...".

"Con ellos empezamos a saber de Alberti, Américo Castro, Sánchez Albornoz, Sartre, Camus...", dijo Pradera. "Y gracias a Grijalbo, FCE o Edhasa pudimos leer a Gabriel Jackson, Hugh Thomas, los marxistas ortodoxos...".

Todos ellos eran anatema, claro: la lista de exiliados y extranjeros censurados "era un gigantesco cementerio de cadáveres" que hubo que resucitar muy poco a poco. Para Pradera, "la censura se recuerda a veces como una cosa cómica pero no tenía ninguna gracia".

Aunque a base de trucos, triquiñuelas y voluntarismo, llegaban los libros editados por gente crucial como Orfila, Urgoiti, Gonzalo Losada, Antonio López Llausás, Vicente Rojo, Joaquín Díez Caneda... Sus obras venían en paquetes bien numerados, mezclados con otros inofensivos, y pasaban la aduana con mordidas y engaños. Luego, circulaban por debajo de los mostradores. Y no sólo: como recordó el editor de Paidós, Enric Folch, que en aquella época era librero, "algunos distribuidores guardaban los más peligrosos debajo de sus camas".

Años más tarde, con el desarrollismo económico y la ley Fraga de 1966, la cosa se relajó un poco. Varias editoriales latinoamericanas abrieron sedes en España. Pradera fue en 1962 el primer gerente de FCE en Madrid. Tras pasar unos meses en la cárcel por recibir en su despacho a Sánchez Dragó, "que había traído de Italia una película prohibida", su trabajo consistió en tratar de rescatar del censor (el "pintoresco Faustino Sánchez Marín") a decenas de autores y títulos: Max Aub ("no pudimos"), Pedro Páramo ("sí"), La muerte de Artemio Cruz ("no")...

Folch sostiene que "la modernidad vino de Argentina y México". En plena "decadencia" de las editoriales españolas, el modelo latinoamericano fue ejemplar: "Emecé, Losada, Sudamericana, Gedisa, Jacobo Muchnik... Ellos traían la gran literatura, el neorrealismo, el existencialismo, a Salinger, el teatro, el cine, la ciencia-ficción...".

En Argentina nació, se crió y basó su negocio de distribución Pancho Pérez González, que añoró ayer aquellos tiempos de vocaciones familiares indestructibles en los que editar suponía ayudar a cambiar el mundo y "poder mirar a los ojos a los nietos". "Eso, y mucho más, como que un colega es un amigo y no un enemigo, me lo enseñó Juan Grijalbo. Antes de conocerlo, yo creía que un libro era como un bote de tomate", contó entre risas Pérez González.

Folch, Pradera y algunos asistentes a la sesión matinal como Federico Ibáñez y Ana María Cabanellas se sumaron al homenaje en honor de Grijalbo, el director de Comercio de la Generalitat y militante del PSUC (1911-2002) que llegó en autobús desde Nueva York a Monterrey

. Grijalbo empezó publicando teoría marxista y acabó haciendo un imperio con títulos como El Padrino. Ante la emoción de su hija Poppy, que ejerce su misma vocación en Serres, todos elogiaron el olfato y la calidad humana del sabio que, cuando volvió y Pradera le preguntó por qué no militaba, dijo: "La militancia depende mucho de la cuenta corriente".

El País

La perdida y olvidada CNT

La perdida y olvidada CNT

El libro de Ángel Herrerín repasa la trayectoria del anarcosindicalismo durante la dictadura y su actuación en la clandestinidad y el exilio hasta casi borrarse su memoria histórica, pasando por una tímida revalorización de lo libertario nacida a raíz de Mayo del 68.


"El anarquismo es lo nuestro", me dijo Cruz Martínez Esteruelas, entonces al frente de la Fundación Juan March, cuando a principios de los setenta le propuse un plan de recuperación de documentos de la historia del movimiento obrero en España. Fueron tiempos de recuperación positiva de la imagen de la CNT, para unos, como el personaje citado y sus correligionarios franquistas, porque veían en ella el antídoto español a la presencia creciente del sindicalismo comunista de Comisiones. Para otros, fundamentalmente en Cataluña, porque la especificidad del anarcosindicalismo revolucionario otorgaba un marchamo obrerista al catalanismo. Hoy, como subraya Ángel Herrerín en la presentación de este excelente libro, sucede todo lo contrario: la CNT se encuentra perdida en un desierto, tanto para la historiografía como para la memoria. Vaya por delante que su trabajo constituye un magnífico mapa con vistas a la necesaria travesía, que implica la recuperación de la memoria de uno de los grandes protagonistas de la historia social española en el siglo XX.

Para mí representa un valor
adicional, en la medida en que hasta la muerte de Franco, y en una investigación inacabada sobre el anarcosindicalismo anterior a 1936, conocí a muchos de los protagonistas de este libro, de Juan López a Federica Montseny, de mi amigo Diego Abad de Santillán a Cipriano Mera y a mi también entrañable amigo Ramonín. De ahí que esta reseña sea un homenaje a su recuerdo. Sin que ése fuera mi tema, en el curso de las conversaciones aparecieron las cuestiones y los conflictos reconstruidos en La CNT durante el franquismo, y he de afirmar que todas y cada una de las apreciaciones de Herrerín responde a lo que ellos me contaban. Las suscribiría sin reservas y sin excepciones. Otro tanto sucede con el capítulo sobre la sociabilidad, que distingue con finura entre la situación de los cenetistas exiliados en Francia y el exilio dorado de México. Tal vez matizaría la valoración final acerca del eclipse definitivo a mediados de los setenta: los residuos del sindicalismo sin sindicalistas confederal se encaminaban hacia la casi extinción, pero paralelamente, auspiciada por historiadores, cobraba forma una imagen mítica de la CNT como protagonista de una revolución perdida (y específicamente catalana). Ahí está el mito de un Salvador Seguí favorable a la independencia.

Después de Mayo del 68, resurgió la estimación positiva de lo libertario; lo prueba el número de Cuadernos de Ruedo Ibérico, elaborado por José Martínez, en su día joven anarquista. La llamarada se extinguió pronto; tiene, no obstante, su pequeño lugar en la historia.

Cabe aludir al acierto de fondo en el libro de Herrerín que supone la identificación y el análisis del complejo de causas de la inexorable agonía del anarcosindicalismo, algunas endógenas, heredadas de los conflictos anteriores a 1936 y consustanciales a la CNT, como la distinción entre "revolucionarios" y "posibilistas", otras impuestas por una represión favorecida por el carácter abierto de los medios anarquistas, y de la propia estructura de la Confederación. La rigidez doctrinal sostenida por los veteranos en el exilio condenaba de todos modos a una corriente cuyos soportes socioeconómicos desaparecían uno tras otro por efecto de la modernización de España. El triste episodio del "cincopuntismo", la colaboración en 1965 de sectores del interior con el verticalismo franquista, fue el signo de esa inadaptación.

El País

Varios supervivientes acuden a la exposición sobre los niños del exilio

Varios supervivientes acuden a la exposición sobre los niños del exilio

La exposición Los niños del exilio, que repasa el drama de los menores que abandonaron España de forma organizada durante la Guerra Civil (1936-1939), se inauguró ayer en el Centre Cultural la Beneficència de Valencia con la presencia de algunos de los supervivientes de un éxodo vivido por cerca de 33.000 hijos de republicanos.La muestra itinerante recoge 300 piezas entre las que hay fotografías, carteles, cartas y objetos personales de los niños -como el vestido de una chica que murió en un bombardeo mientras cruzaba los Pirineos-, y estará en la ciudad hasta el 14 de noviembre.
Las primeras evacuaciones oficiales tuvieron lugar durante la primavera de 1937, y tuvieron especial importancia en el norte del país. Los gobiernos republicano y vasco hicieron un llamamiento internacional que obtuvo respuesta en organizaciones socialistas, comunistas, pero también católicas, y entre algunos estados. Francia acogió a 20.000 niños; Bélgica a cerca de 5.000; en Gran Bretaña vivieron 4.000; en la Unión Soviética, 2.900, una parte importante de los cuales no retornaron a España; Suiza albergó a unos 800; México a 450, y Dinamarca a 100.
El retorno de los jóvenes, convertido en una prioridad política por el régimen franquista, y la dura infancia de los hijos de los fusilados y represaliados por la dictadura en la inmediata posguerra tienen su propio apartado. Muchos fueron internados en los centros de Auxilio Social. En ellos, según explican los responsables de la exposición, se establecían como causas de admisión la orfandad; el abandono; los problemas económicos, o que "por las condiciones morales de los padres se deriven graves peligros para la formación de sus hijos".
Los niños del exilio, organizada por las fundaciones Largo Caballero y Pablo Iglesias, quiere ser también un homenaje a los menores que hoy soportan alguna guerra y a los que viven desplazados en campos de refugiados. Al acto de apertura acudieron el vicepresidente del Gobierno valenciano, Víctor Campos, y el presidente de la fundación Pablo Iglesias, Alfonso Guerra.

Tarifa abre hoy una muestra sobre María Zambrano

Tarifa abre hoy una muestra sobre María Zambrano

La sala de exposiciones Cárcel Real acoge a partir de esta tarde y hasta el próximo 7 de octubre una exposición sobre la vida y obra de la escritora malagueña María Zambrano. Está organizada por la Consejería de Cultura de la Junta, a través del Centro Andaluz de las Letras, y lleva por título "María Zambrano: La Aurora del Pensamiento". La exposición la componen una treintena de paneles que tratan de hacer un recorrido por su vida y obra, compuestos a su vez, por una selección de manuscritos, correspondencia, primeras ediciones, traducciones, fotografías, pintura, títulos y objetos personales que ponen de manifiesto la importancia de su aportación filosófica y da a conocer su actividad política y social.
Nació en Vélez (Málaga) el 22 de abril de hace cien años y vivió una de las épocas más intensas de nuestra historia reciente, algo que probablemente influyó en su particular sensibilidad para convertirla en una gran mujer. Su forma de ver lo que le rodeaba se ha convertido en un postulado filosófico admirado por los expertos y su obra en sempiterno objeto de estudio.

Su tesis gira en diversos puntos de meditación consiguiendo una teoría filosófica basada en la razón poética, que irrumpe ante toda ley que convierta la Filosofía en un instrumento de poder formal e infranqueable. Su personalidad independiente casa en perfecta armonía con el individualismo de su pensamiento, ligado a la idea de la vida personal como historia.

En 1936 se casó con el historiador Alfonso Rodríguez Aldave, sin imaginar las dificultades personales que el exilio político al que se vio obligada le traería. Su fortaleza evitó que sus circunstancias entorpecieran la fructífera carrera de una mujer que supo cultivar amistad por donde pasaba. Viajó por numerosas ciudades europeas y americanas dando clases en diferentes universidades y enriqueciéndose con los postulados de sus homónimos intelectuales.

El primer reconocimiento que María Zambrano obtuvo oficialmente en España fue el de Hija Adoptiva del Principado de Asturias, en 1980; el precepto de lo que sería un año después la conmemoración de la pensadora con el Premio Príncipe de Asturias. Ahora, tras los cien años de su nacimiento el Centro Andaluz de las Letras rinde un sentido y necesario homenaje a una mujer que construyó con su pensamiento y obra, los cimientos de la Libertad.

SHUS TERÁN

Europa Sur

Un libro recoge más de una veintena de testimonios de personas encarceladas durante el franquismo

Un libro recoge más de una veintena de testimonios de personas encarceladas durante el franquismo

La historiadora catalana Queralt Solé recoge en 'A les presons de Franco' (Proa) una veintena de testimonios de personas encarceladas durante el régimen franquista que pretende reflejar la evolución de la dictadura desde sus prisiones.

Entre los testimonios que recoge la historiadora están los del ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol, el escritor Manuel Vázquez Montalbán y el periodista Josep Maria Huertas Clavería, entre otros.

Solé aseguró que ha intentado cubrir todo el periodo, desde los primeros prisioneros del bando franquista en 1937 hasta los últimos arrestados en 1975, y que estuviesen presentes personajes de todo el espectro político.

La historiadora afirmó que si el libro se lee "de forma cronológica" puede verse la evolución del régimen franquista visto desde las prisiones y cómo eran las cárceles, así como el trato que recibían los reclusos.

Queralt Solé aseguró que los presos políticos y los estudiantes encarcelados recibían un mejor trato en las prisiones y destacó que estas personas aguantaron en los penales franquistas por su "ideología".

La autora, que ya ha publicado obras como 'El contuberni de Munic', explicó que los expedientes de presos que ha consultado estaban "muy sistematizados de forma ideológica". Solé dijo que no tuvo problemas para investigar en los archivos.

En la rueda de prensa también intervinieron tres de los testimonios que recoge Queralt Solé, como es el caso de Josep Maria Huertas Clavería, Anna Sallés y Luis Andrés Edo, quienes destacaron el libro por su labor de recuperación de memoria histórica.

Para Sallés, 'A les presons de Franco' refleja el "sufrimiento" que hubo en los años del franquismo y destacó la presencia de varias mujeres como testimonio. Por su parte, Edo quiso hacer hincapié en que muchos de los entrevistados "no son mediáticos" y ha conseguido que algunos libertarios dén su testimonio.

Sobre lo que no se pusieron de acuerdo los tres testimonios es sobre si la prisión Modelo de Barcelona --que este año celebra su centenario-- debería derrocarse. Edo afirmó que tendría que mantenerse el muro interno donde hubo fusilamientos, mientras que Sallés dijo que "no tenía claro" cuál tendría que ser su futuro.

Europa Press

El PSOE ofrece un acuerdo a ERC sobre Companys

El PSOE ofrece un acuerdo a ERC sobre Companys

El PSOE ofrecerá hoy un acuerdo a ERC para rehabilitar la figura política del expresidente de la Generalitat Lluís Companys, entregado por la Gestapo y juzgado y fusilado por el ejército franquista el 15 de octubre de 1939. Ante la proposición de ERC que hoy debatirá el Congreso para anular el consejo de guerra sumarísimo, el PSOE propondrá incluir el tema en la recién creada comisión para el estudio de la situación de las víctimas del franquismo y elaborar un informe jurídico de la acumulación de fallos injustos. Fuentes de ERC dijeron que rechazarán la propuesta.
Los socialistas están de acuerdo con la rehabilitación pública en un solemne acto de desagravio en Montjuïc, como pide ERC. Pero la solicitud de que el Estado pida perdón a la familia del expresident y al pueblo de Catalunya es polémica, ya que los socialistas afirman: "Companys era tan nuestro como de ERC".

R. CASTRO / L. DÍEZ (El periodico de Catalunya)